Palma tuvo durante siglos uno de los puertos más dinámicos del Mediterráneo occidental, la ubicación de la isla en un lugar de paso de las rutas que comunicaban las distinas riberas del mare nostrum lo convirtió en el lugar ideal para el intercambio comercial.

Hasta la llegada de las comunicaciones aéreas el mar era el único enlace con el resto del mundo. Por él llegaron sueños, riquezas, y cultura; pero también guerras, pestes y naufragios.
Siempre se ha dicho que la Palma de antaño era una ciudad que vivía de espaldas al mar, pero seguro que sus habitantes no podían dejar de mirar de reojo a ese mar del que tanto dependían.

En el transcurso de esta ruta nos moveremos por el barrio en el que se desarrollaron la mayor parte de las actividades relacionadas con la marinería, el comercio y la pesca; viendo los vestigios que quedan de su pasado glorioso y tratando de imaginar el ambiente que se viviría en esta zona en su época de esplendor.